Los puertos marítimos y astilleros siempre han constituido un elemento clave en el sector naval, y han representado importantes avances en el crecimiento económico y comercial de las sociedades modernas. Sin embargo, la construcción y reparación naval tiene una implantación considerable desde el punto de vista industrial con la consiguiente generación de riesgos laborales que es necesario eliminar o controlar para evitar daños sobre los trabajadores.
En este sentido, la tecnología que se aplica a la seguridad en las instalaciones portuarias se encuentra en constante cambio y con el foco puesto en conseguir una apropiada eficacia y optimización de los recursos utilizados.
Los riesgos más habituales a los que se encuentran expuestas las personas que desarrollan su actividad laboral en un recinto portuario y en sus respectivas instalaciones suelen comúnmente ser:
Caídas a distinto nivel: son los accidentes más comunes. Se dan cuando una persona se cae en los diferentes niveles existentes en las infraestructuras del puerto como, por ejemplo, muelles, diques o pantalanes.
Caídas al mismo nivel: deslizamientos o tropiezos en superficies de trabajo y zonas de paso.
Caídas de objeto por desplome o derrumbamiento.
Golpes objetos inmóviles.
Contactos eléctricos.
Cortes por objetos.
Atropellos, golpes y choques contra vehículos.
Atrapamiento.
Uso de pintura para el casco y las cubiertas de embarcación: lo que genera que se deba tener en cuenta los riesgos derivados del uso y almacenamiento de productos químicos, tales como exposición a disolventes o incendios por almacenamientos inadecuados de sustancias inflamables.
· Riesgos higiénicos: como el ruido producido por la maquinaria y los riesgos físicos y químicos derivados del uso de soldadura TIG/MIG (radiaciones, inhalación de humos de soldadura).
Es cierto que, a medida que el desarrollo tecnológico y la modernización se ha ido desarrollando en los entornos navales, el número de accidentes asociado a esta actividad ha disminuido, aunque no por completo. Por ello, para la protección de instalaciones portuarias se recomienda la puesta en consideración de los siguientes elementos:
Identificación y evaluación de los bienes, trabajadores e infraestructuras que deben ser protegidos.
Identificación de las posibles amenazas para esos bienes, trabajadores e infraestructuras y la posibilidad de que se expongan, a fin de establecer medidas preventivas y dar prioridad al orden de las mismas.
Selección y clasificación, por orden de prioridad, de las medidas para compensar las amenazas.
Identificación de los puntos débiles de las infraestructuras, políticas y procedimientos.
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